En las últimas semanas, la Guardia Nacional mexicana ha impedido incluso que los migrantes alcancen a cruzar hacia Estados Unidos. Foto: AFP


Las autoridades de Estados Unidos enviaron a más de 62.000 migrantes de vuelta a México a lo largo del año 2019, en el marco de las duras políticas migratorias puestas en marcha por la Administración del presidente Donald Trump.

Según las autoridades mexicanas, el regreso de los migrantes se produjo bajo el Protocolo de Protección de Migrantes (MPP), más conocido como 'Quédate en México', que se implementó por primera vez el 29 de enero de 2019, hace justo un año.

Dicha medida implica que los migrantes, incluso aunque no sean mexicanos, deben ser enviados de vuelta a la frontera mientras se resuelven sus solicitudes de asilo en el país norteamericano. La mayoría de ellos proceden de diferentes países de Centroamérica.

El proceso puede llevar meses y los migrantes suelen vivir en condiciones muy precarias y en áreas peligrosas mientras esperan a que sus solicitudes sean tramitadas, tal y como ha denunciado la organización Médicos sin Fronteras (MSF) en un comunicado.

"Los solicitantes de asilo son enviados de vuelta al peligro quedando en manos de los carteles que controlan las rutas migratorias en México", manifestó Sergio Martín, coordinador general de MSF en México.

"A pocos pasos de la frontera de Estados Unidos, en Matamoros, hay miles de solicitantes de asilo que viven en campos improvisados con acceso limitado a refugio o atención médica básica. En Nuevo Laredo tenemos pacientes que no salen de las casas de refugio porque saben que pueden ser secuestrados, retenidos o asesinados", lamentó.

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Aproximadamente, el 80% de los migrantes atendidos por los equipos de MSF en Nuevo Laredo durante los primeros nueve meses de 2019 dijeron haber sufrido al menos un incidente violento.

En septiembre de 2019, el 43 por ciento de los pacientes atendidos por MSF que fueron enviados a Nuevo Laredo mediante el MPP habían sido secuestrados recientemente. El 12% de los pacientes reportaron haber sido víctimas de un intento fallido de secuestro.

"Nuestros pacientes, que están estancados, viven en un limbo y miedo constante", explicó Martín, que aseveró que "están traumatizados y necesitan apoyo en cuestiones como la salud mental".

La ONU, a su vez, ha criticado en varias ocasiones estas medidas por exponer a los migrantes a una posible violación de sus Derechos Humanos y hacerlos más susceptibles de sufrir abusos.